1.05.2015

La magia de la ilusión y la solidaridad en Navidad. Por Ara Urdambidelus

Los elfos del árbol lo han vuelto a hacer, tras un tiempo de descanso volvieron a crear su magia bajo las ramas del Árbol de los chupetes.

Echábamos de menos pasar uno de esos buenos ratos junto a nuestro arbolito favorito así que, con la excusa de celebrar la Navidad, el pasado sábado día 27 de Diciembre fijamos una nueva cita en el Parque de los Descubrimientos (o del barco pirata como le han rebautizado los pequeños) junto al río Guadalquivir.

Para la ocasión un cartel repleto de diversión: Cuentacuentos navideño, Cartero Real, cuelga de chupetes y recogida solidaria de juguetes. En todas las actividades programadas se vislumbraba la mano tendida de los amigos del Árbol de los Chupetes.

Una mañana soleada nos dio la bienvenida al parque ¡Por fin rota la maldición de la lluvia!. El Cartero Real inauguró la jornada despertando la ilusión de los más pequeños y levantando las carcajadas de los mayores.


Mientras tanto las raíces del árbol se fueron cubriendo con los juguetes que los pequeños donaron para apoyar la iniciativa de Radio Ecca y su proyecto "La chimenea solidaria" para los niños del Programa Caixa Proinfancia.


La nota de color la pusieron, con destreza y buen pulso,  los compañeros de froggies que salpicaron el parque de reinas de hielo, spidermans, hadas y piratas.



Y para rematar la jornada con un suave soplido Pilar Redondo nos permitió adentrarnos en su libro mágico del que extrajo para nosotros la historia de Matías. Acompañándola con la musiquilla del chucu chú del tren todos volvimos a revivir la ilusión y la impaciencia de las noches de Reyes pasadas.


Gracias a todos por acompañarnos, por acompañar al arbolito, por contribuir a llenar sus ramas de hermosos recuerdos.

 Artículo escrito por Ara Urdambidelus de La Colina de Puck, una de las elfas del árbol

12.25.2014

Navidad solidaria en el Árbol de los Chupetes

Es importante tener claro que el chupete no se deja a una edad establecida, no se debe de forzar este momento. Solo cuando el pequeño esté preparado para dar el gran paso podréis ayudarle.  

Si vuestro hijo o hija ya lo está, o lo dejó en su momento, podéis acercaros por el Árbol de los Chupetes, y dejarlo como recuerdo o símbolo del paso de bebé/niño a mayor/niño.  

El próximo sábado 27 de Diciembre, ven con nosotros a celebrar la Navidad bajo el Árbol de los Chupetes. Una estupenda oportunidad para que los peques den el paso de decir adiós a su amigo en un ambiente lúdico y festivo lleno de cariño.  Para ello hemos organizado una jornada solidaria y divertida

A partir de las 12:30 uno de los Carteros Reales de sus Magestades de Oriente estarán recogiendo las cartas de los niños que quieran acercarse.  Mientras la buena gente de Froggies, con todo su cariño, estará pintando las caritas de nuestros peques. 

Pilar Redondo nos volverá a deleitar con una de sus sesiones cuenteras, esta vez, cómo no, con los Reyes Magos como protagonistas. Colaboramos con Radio Ecca y su proyecto "La chimenea solidaria" recogiendo juguetes para los niños del Programa Caixa Proinfancia. Trae los que ya no usen tus peques (y estén en buen estado), o nuevos si quieres, los niños de estas familias necesitadas os lo agradecerán. 
Ayúdanos a repoblar el arbolito trayendo un chupete...de tu peque, del primo, del vecino...que no se queden sin color sus ramas. 

Os esperamos bajo el árbol con dosis extra de ilusión. ¿Dónde podéis encontrar el Árbol de los Chupetes de Sevilla? En el Parque de los Descubrimientos, paseo de Juan Carlos I (paralelo a la Avda Torneo) 

Entrada publicada originalmente en Mi Mundo Sabe a Naranja. En sus entradas El Chupete... un gran tesoro y Una etapa más: Adiós chupete podéis leer más sobre el tema de la retirada del chupete. Gracias Vanesa Sanchéz


Gracias a todos los colaboradores que hacéis posibles estos encuentros, sin vosotros sería imposible. 

12.05.2014

El valor educativo del Árbol de los Chupetes

El abandonar el chupete es un momento de tránsito. Los niños dejan de ser un bebé para pasar a ser eso, niños. 

Coincide a veces con el hecho de comenzar su etapa escolar. Un momento crucial por la cantidad de cambios a los que se someten. Control de esfínteres, adquisición de autonomía, nuevas rutinas, amigos y adultos de referencia...

En ese contexto el hecho de colgar su chupete en el árbol se convertirá en un símbolo de este momento especial en sus cortas vidas, pero darán ese paso de forma divertida y entrañable. Ahí quedará de forma visible el recuerdo de ese crecimiento, de ese cambio.

El árbol es un ser vivo y como tal merece todo nuestro respeto y cuidado. El hecho de colgar en él los chupetes puede servirnos para hacer hincapié en la generosidad de la naturaleza que tanto nos da y que se convertirá en la guardiana de este objeto preciado.

Educándoles en el cuidado de la vegetación, enseñándoles a tratar con mimo a estos seres vulnerables. Los chupetes casi no pesan y por el modo de colgarlos, mediante simples lazos, es imposible causarle daño alguno al árbol, siempre y cuando se haga con respeto y cariño. 

Educación en la cooperación, en el valor de los proyectos colectivos, sin competitividad. Ese es el sentido de este proyecto y como tal debemos transmitírselo a nuestros hijos.

Las actividades que se desarrollan en torno al árbol, sirven como momento y lugar de convivencia con otras familias, ideal para entablar nuevas relaciones, nuevos amigos. Conocer distintos modelos de familias, de personas, todas iguales, todas diferentes. Apreciar y respetar la diversidad. 

Pasar tiempo en familia, compartiendo actividades lúdicas sin más pretensiones que divertirnos, que pasar un buen rato juntos, haciéndonos ver que el mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos es tiempo.

Si quieres compartirlo con nosotros entra en nuestra página de facebook para estar informado de lo que vayamos organizando. Te invitamos también a organizar bajo nuestro arbolito cualquier cosa que te apetzca y pienses que pueda tener cabida en este proyecto colectivo. El árbol es de todos. Nosotros nos encargaremos de hacer llegar las actividades a los seguidores.













7.16.2014

Entre elfos y piratas, Sapos y princesas

En la web Sapos y princesas nos dedican esta reseña

El Árbol de los Chupetes, entre elfos y piratas


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Seguro que te sabes bien la historia del Ratoncito Pérez y sabes qué hacer cuando se te cae un diente: lo pones debajo de la almohada cuando te vas a dormir y, a la mañana siguiente… ¡Sorpresa: un regalito o una reluciente moneda! (Si has sido muy bueno, quizás te sonría la fortuna hasta con un billete). Pero, ¿qué pasa con los chupetes?
A veces se los lleva también el Ratoncito Pérez para sus bebés; otras, los Reyes Magos. Y hasta existe un árbol mágico, por el que merodean duendes y piratas, en el que lo puedes dejar y sellar un pacto eterno de amistad con la naturaleza.
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Al Sur llegó un buen día una antigua tradición escandinava que echó aquí también fuertes raíces. En los países nórdicos, cuando los niños dejan de ser bebés y ya son un poco más mayores, la familia asiste a un curioso ritual: la costumbre de dejar su chupete en el corazón de la naturaleza. Entonces lo llevan al bosque y lo cuelgan enlazado a un árbol. A cambio, los duendes del bosque protegen al niño para siempre.
arbol_chupetes_de_sevilla_bebe
En realidad, es un pacto con la naturaleza, a la que el niño estará conectado durante toda su existencia. El árbol es un símbolo de esta conexión, que el niño tendrá presente en su crecimiento mutuo, cada vez que se acerque a él, que juegue en su entorno. Un árbol cuyas ramas, en primavera, le protegerán de la lluvia. En verano, con su fresca sombra, del sol. En otoño, de los fuertes vientos, y, en invierno, será su refugio del frío y la ventisca.
¿Pero cómo esta hermosa tradición llegó a España y, en concreto, a SevillaAntesque en la capital hispalense, llegó a la localidad malagueña de Torremolinos, un enclave del turismo internacional, en el que el Árbol de los Chupetes surgió de una iniciativa particular. Alguien, quizás un escandinavo,  llegó un día al Parque de la Batería, y colgó un chupete en uno de sus árboles, en un bello olivo mediterráneo. Todo un símbolo: la tradición de los abetos nórdicos había arraigado con esta otra forma en el Sur.
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Poco a poco, el olivo fue llenándose de chupetes y se convirtió en el colorido árbol que es hoy, y que Marga Lama, de Petit Foto, descubrió y, casi hechizada, fotografió. Su foto navegó y navegó por las redes de Internet, hasta que surgió la iniciativa de crear unÁrbol de los Chupetes para Sevilla. De la mano de Marga Lama y Carmen Cabrera, de La Gallina Pintadita, nació el proyecto que hoy, gracias a la colaboración popular yal apoyo del Ayuntamiento de la capital hispalense, es toda una participativa realidad en el Parque de los Descubrimientos, popularmente conocido entre los sevillanos como el“Parque del Barco Pirata”, en el Paseo de Juan Carlos I, junto al río Guadalquivir y en paralelo con la Avenida de Torneo, y con la Isla de La Cartuja, antiguo recinto de laExposición Universal de Sevilla (Expo’ 92) en la otra orilla.
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Al mismo tiempo, ‘las chicas del árbol’ descubrieron que había otros árboles de los chupetes, como Er Auet des Chuquetes, un abeto del Valle de Arán, en Lérida, que encontraron en el Bosque de Baricauba-Plan Batalhèr, un maravilloso lugar que había acogido encantado la tradición escandinava presente en Dinamarca, con el Árbol de Chupetes de Frederiksberg Have, en Copenhague, o en Suecia con el árbol deSkansen Park, en Estocolmo. Pero la tradición también había ido mucho más allá del continente europeo, cruzando el Atlántico, y llegando también a Brooklyn, Nueva York, con el Árbol de Chupetes de Borough Park. Y, después, a Sevilla.
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Pero El Árbol de los Chupetes de Sevilla es mucho más que un árbol en el que dejar tu chupete de bebé. Los niños que ya lo dejaron en él y muchos otros acuden a diario a contemplar los chupetes de sus ya frondosas ramas y a jugar junto a él. El parque en el que se encuentra cuenta con una amplia zona de juegos infantiles en la que, sin duda, la principal atracción es el gran Barco Pirata del que los sevillanos se han servido para renombrar esta divertida zona de juegos junto al Guadalquivir.
Además, las chicas y chicos de El Árbol de los Chupetes de Sevilla organizan tambiénfiestas temáticas en las que pequeños y mayores se lo pasan de lo lindo. De piratas, para recibir a la primavera o refrescantes para el verano (el parque tiene también zona de juegos con agua), toda ocasión es buena para compartir momentos de risas y diversión, en los que no faltan galletas con la forma de chupetes o del querido árbol, tartas o magdalenas. El Árbol de los Chupetes de Sevilla también tiene ya su historianarrada y hermosamente ilustrada en un cuento, que encanta a cuantos la conocen.
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De esta forma, con una simbólica tradición escandinava que, mágicamente, llegó con el viento del Norte hasta Sevilla, a todos les resulta mucho más fácil decir: ¡Bye, bye, chupete!

1.21.2014

Una etapa más: Adiós al chupete (por Vanesa Sánchez)

No sé si el uso del chupete es "malo" o no, ya que no soy una experta en la materia, pero si sé lo que supone para la mayoría de los bebés y la tranquilidad que les provoca succionarlo. Además también he leído bastante sobre el debate que genera este tema:
Los detractores que insisten en que causa otitis, malformación dentales, interferencia con la lactancia materna, caries así como accidentes, y los que ensalzan sus beneficios como  protector de la muerte súbita del lactante.
Lo que si es cierto es que es interesante que los niños dejen el chupete antes de cumplir los tres años de edad  por la posible aparición de mordida abierta ( al cerrar la boca queda una separación entre los dientes superiores y los inferiores).

Mi papel como docente es directamente el no dejar utilizar en mi aula (dos años) el chupete ya que no hay necesidad y se lo explico a los niños y a los padres de una manera muy clara si se niegan a contribuir.

Los niños se encuentran en un proceso de desarrollo del lenguaje, y con chupete además de no entender lo que dicen, frenará su comunicación oral con el resto de compañeros.

Pero SI pueden traer un chupete a clase para la hora de la siesta, ya que NO es mi misión el que los niños abandonen el chupete, esto es algo que se hace en casa, pero... ¿Cómo?

Mi experiencia en todo es este tiempo es que olvidan el chupete durante toda la jornada escolar, y se acostumbran en seguida a los cambios.

Lo primero es que hay que ser consciente de que un niño con dos y tres años entiende perfectamente lo que se le explica, porque si en clase es capaz de hacer algo o de no hacerlo, esa misma situación se puede extrapolar a cualquier situación: en casa, en el parque, en un centro comercial...etc
¡¡Claro que es duro!! nadie dijo que fuese fácil, ni tampoco pretendo que sea algo radical.
A partir del año se puede ir acostumbrando al niño a usarlo sólo cuando se vaya dormir o en situaciones de tensión emocional. Poco a poco (antes de cumplir los dos años) explicarle que el chupete se usará para dormir porque ya es un niño grande. Evidentemente muchos peques no estarán a favor de esta actitud y seguro que se las apañarán para coger su tesoro y llevárselo a la boca en cualquier momento del día, pero en vez de reñirle, os propongo que lo llevéis a la cama y le propongáis dormir, recordándole que el uso del chupete solo será en esos momentos (puede que se queje, puede que llore o puede que lo entienda).

Alrededor de cumplir los tres años podemos plantearle que pronto irá al cole de los niños mayores y que esos niños no usan chupete, también podemos aprovechar el nacimiento de un ser querido para proponerle  el regalarlo, incluso dejárselo a los Reyes Magos colgado en el árbol de Navidad o directamente enviarlo por correos junto con la carta de regalos.

Otra opción (la mejor si tienes la suerte de vivir por aquí cerca) es llevarlo a  el Árbol de los Chupetes, como el que tenemos en Sevilla
Artículo escrito por Vanesa Sánchez, maestra de Educación Infantil y publicado en su blog Mi Mundo sabe a Naranja
* Lo que está en cursiva es un añadido nuestro. No vamos a dejar de pasar la oportunidad  de recomendaros que vuestr peque cuelgue su chupe en nuestro arbolito ^.^

12.16.2013

Cuento de Navidad. Los Chupetes y los Tres Reyes Magos


Tres siluetas se adivinaban en la lejanía; montadas en bonitos caballos avanzaban solemnemente seguidas por una multitud de pajes y camellos que, cargados con infinidad de regalos, se iban acercando según la noche se hacía más negra.Melchor iba delante y su voz se oía cansada:
-¡Qué ganas tengo de repartir todos los juguetes y volver a nuestro palacio! Cada vez estoy más viejo y el cansancio de esta noche, luego me dura algunos meses. Tengo que estar varios días metido en ese menjunje de pétalos de rosas, pensamientos y alcohol para que se me quiten los dolores de las piernas. Luego mi fiel Said me frota por la noche con gel de aloe que es tan bueno para curar las grietas de los pies y, así, me voy recuperando poco a poco. Si no fuera por al amor que les tengo a los niños, y porque sabemos la ilusión que les hace que vayamos esta noche a visitarlos, no tendría fuerza para llevar a cabo esta empresa.
- Pues tienes razón, este trabajo es muy duro; por muy Magos que seamos, supone un gran esfuerzo realizarlo. Antes cuando dejábamos los regalos volvíamos a casa libres de peso y equipaje pero ahora… ¿qué opináis de la manía que les ha entrado a los padres y a los abuelos de decirles a los niños que nos tienen que dejar los chupetes para que nos los llevemos? que si no, se quedarán sin regalos -, añadió Gaspar-, el año pasado regresamos a casa con 150 kilos de esa goma que a los peques les da por masticar.

Ilustración de Guille
-No seas protestón, Gaspar, acuérdate que los reciclamos e hicimos unas magníficas pelotas con los nombres de los niños que nos regalaron sus chupetes, y botaron tanto que llegaron hasta las estrellas-aclaró Baltasar- Ahora hay muchas estrellas que llevan los nombres de los peques.
- Es una maravilla que con nuestro poder y la goma masticada de esos chupetes hayamos podido mandar hasta el firmamento los nombres de sus dueños. Yo creo que con los que recojamos este año, podríamos hacer lo mismo. Así no se quedará ninguna estrella sin nombre y por la noche los niños podrán hablar con ella y pedirle deseos.

Hablando y hablando, los magos llegaron a una encrucijada de caminos y entonces decidieron separarse; cada uno sabía que sendero debía tomar, así que, seguidos por decenas de porteadores aceleraron la marcha para llegar a tiempo antes de que amaneciera.

Esa noche en todas las casa reinaba un gran nerviosismo. Los niños habían cenado pronto y limpiado bien sus botas, habían puesto paja para los camellos y los caballos y, para los Reyes y sus criados, unos riquísimos trozos de turrón y tortas de Pascua. Además en algunas casas había también sobre la mesa un chupete o dos. Los pequeños sabían que debían dejarlos para que se los llevasen, esa sería una señal de que se estaban haciendo mayores. Era la única forma de convencerlos de que debían abandonar esa costumbre de chupar y chupar cuando se hacían mayorcitos.

Después de varias horas de intenso trabajo, al despuntar el alba, se volvieron a encontrar en el cruce de caminos en donde se habían separado por la noche.
Todos los pajes venían cargados de vuelta con algunos sacos llenos de chupetes, todos menos uno, que no traía nada en su mochila.
-Parece que este año vamos a volver a hacer pelotas; habéis recogido un buen cargamento. Pero tú Mohamed ¿por qué no llevas ninguno? ¿Es que se te olvido traerlos? -, pregunto Gaspar-. Se le han perdido los chupetes y también la casaca y el turbante-, siguió el Rey muy enfadado.
-Yo, Señor, dijo preocupado el sirviente pensando que le iban a regañar-, yo no tengo la culpa, además, si les cuento lo que me pasó, tampoco me van a creer.
-Tú habla y veremos si nos convences o no-, le ordenó Melchor.
-Pues en Sevilla se rumoreaba que la culpa de que los niños no nos entregasen sus chupetes es del reino vegetal que se ha hecho amigo del reino animal; vamos, eso es lo que por allí se oía.
- ¡Pero qué acertijo es ese! no hay quién te entienda.
- Ve como ya les decía yo que no me iban a creer. Majestad, parece ser que una flor-reino vegetal- se ha hecho amiga de una gallina- reino animal- y las dos juntas tienen unas ideas… ¿cómo diría yo? Un poco raras
-¿Una gallina y una flor?-, dijeron todos los que le escuchaban soltando una carcajada.
-¿Acaso las gallinas comen goma en lugar de trigo y las flores hablan con los animales?-, dijo en voz alta Hamed, otro de los pajes.

-Sí, sí, vosotros reíros pero os voy a contar lo que me ocurrió cuando llegué a Sevilla. Empecé a repartir los juguetes y a darle de comer a los camellos con los alimentos que los niños nos habían dejado para ellos y, enseguida, me di cuenta de que en ninguna de las casas había chupetes para recoger. Entonces le pregunté a un mendigo que estaba en la calle casi sin ropa,- me dio tanta pena que le di mi casaca para que se protegiese del frio y el turbante para que con el rubí que llevaba prendido pudiese comprar todo lo que necesitaba para subsistir-.Oiga, buen hombre, ¿es que aquí en Sevilla los niños no usan chupetes para dormir? No me han dejado ninguno para llevarme-, le pregunté
-Claro que tienen chupa y algunos llevan enganchados dos o tres en el cuello; pero desde que el reino vegetal se ha hecho amigo del reino animal todo ha cambiado.
-Y dale con el acertijo, ¿se quiere explicar bien de una vez? me van a volver loco-, le dije ya un poco enfadado con tanta palabrería.
-Mire, yo, a veces, voy a un parque que está por aquí cerca- El parque de los descubrimientos- y he oído decir que una gallina pintadita se ha hecho amiga de una flor y, ya se sabe qué puede salir del cerebro de un ave aconsejada por una flor. Pues una idea un poco loca: han tenido la idea brillante de que los niños pequeños cuelguen sus chupetes en un árbol según se vayan haciendo mayores, así que ellas son las causantes de que no hayas encontrado ningún chupete por la ciudad.
-¿Una gallina pintadita? Pintadita ¿de qué?
-Ah, pues no sé, será pintadita de colores, creo que la gallina se llama Carmen. A lo mejor esa gallina es la que pone los huevos de Pascua, todos llenos de colorines, porque la gallina pintadita pondrá huevos ¿no cree? -, preguntó el mendigo
-¿Y la flor?-, le dije yo.
 La gallinita es de mi sobrino Quique (5 años), la margarita, mía.
-La flor se llama Margarita.
-Cuando oí todo lo que me contaba y que encima le habían puesto nombre a la gallina y a la flor, os digo de verdad que pensé que el mendigo se estaba riendo de mí-, aclaró el servidor-. Me pidió que le acompañase, que me iba a enseñar en donde estaban todos los chupetes de la ciudad y entonces nos acercamos al parque en donde había un pequeño árbol. Vi como de él colgaban los chupetes como si fuesen frutas maduras El mendigo me dijo que muchos días, las mamás se acercaban con sus niños y estos con lágrimas en los ojos dejaban sus chupetes colgados del árbol pero después, ellas les contaban cuentos o les leían poesías a sus pies y todos se ponían muy alegres; miraban a las ramas y se sentían protegidos por estas. Después de esta ceremonia se daban cuenta de que ya se estaban haciendo mayores y a partir de ese momento el chupete no tenía que estar en sus vidas. Si alguno seguía llorando y diciendo-¡Quiero mi chupete, quiero mi chupete! significaba que todavía no era lo suficientemente mayor como para desprenderse de él. Tendría que volver algunos meses más tarde.
Melchor se quedó pensativo, quería saber qué tenía que ver una gallina en todo ese embrollo y encima aconsejada por una margarita, pero se les estaba haciendo tarde y debían volver, ningún niño debía verles; si no, se rompería el hechizo y todos los juguetes desaparecerían.
-Queridos Gaspar y Baltasar ¿qué pensáis de todo lo que nos ha contado este chiflado de Mohamed? ¿De verdad creéis que una gallina va a tener la idea de que cuelguen los chupetes en un árbol, que sea amiga de una margarita y, además que se llame Carmen? Vamos ¡una gallina llamada Carmen!
-Melchor, es una pena que tengamos que volvernos enseguida, yo creo que Mohamed se ha perdido por Sevilla o se le ha olvidado
El árbol de de mi nieto Pablo, hermano de Guille, 6 años.
Recoger los chupetes. De todas formas tendremos los suficientes para seguir mandando nombres a las estrellas,-comentó Baltasar-. Aunque pensándolo bien no es mala idea esa del árbol de los chupetes. En cuanto hayamos regresado y descansado unos días, enviaremos a alguien de confianza para que investigue y nos aclare todo este lío; con todos los chupetes que llevamos podríamos hacer no un árbol, sino Un bosque de los chupetes.

Dejaron de hablar y empezaron el viaje de regreso, les quedaba mucho camino por delante, pero a los tres les había calado la idea de la flor Margarita y de La gallina Pintadita Carmen. 

Por Conchita, La Abuela Atómic. Podéis leer el post completo aquí