Estocolmo. Hace
30 años, los empleados de la limpieza del Skansen
Park (un
zoológico ubicado en la Isla
de Djurgárden en
Suecia), comenzaron a colgar de un árbol los chupetes que se iba
encontrando al realizar sus tareas. Con este gesto espontáneo
comenzaron una tradición. A lo largo de estos años el lugar se ha
convertido en un lugar de “peregrinación” donde familias de toda
Suecia viajan con sus hijos para que de forma lúdica entreguen a su
inseparable amigo.
Más
de 12.000 chupetes se han colgado allí a lo largo de estos años,
convirtiendo el lugar en un sitio pintoresco, lleno de magia y
encanto.
La
idea ha tenido tanto éxito que se ha ido reproduciendo por otras
ciudades del mundo. Dresde, Alemania. Fredesriksberg
Have, Dinamarca.
Tívoli Park de Copenhaguen.
Borough Park en NYC. España.


EN ESPAÑA
Cuando brotó nuestro árbol de Sevilla, en España ya había dos árboles de los chupetes. El primero en el Parque de la Batería, en Torremolinos, donde comenzó de forma espontánea cuando unos padres colgaron el chupete de su hijo. Otras personas siguieron sus pasos y el Ayuntamiento acogiendo la idea, decidió darle la forma que tiene actualmente, lo vallaron de colores, colocaron los carteles y ofrecen de forma gratuita las bolas verdes para que puedan meterse chupes y mensajes o simplemente anotar el nombre del niño o la edad de cuando lo dejó.
El nuestro de Sevilla ya es una realidad desde hace unos años.
Boecillo dio sus primeros pasos para hacer crecer su arbolín de los chupetes.
Badajoz, Logroño, Ávila, Salamanca, Almería ya los tienen también.
Os seguiremos contando de ellos
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